“Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.” Josué 1:9.
¡Tremendo versículo! Es para todos… los que lo creen. Para que sea una realidad en nuestra vida y podamos ver victorias espirituales, comencemos por el principio.
¿Qué significa “esfuérzate”? La palabra hebrea original es kjazác que significa “estar fijo en algo; ser fuerte, reparar, fortificar, conquistar”. Esta palabra tiene muchas connotaciones, por lo que se han usado diferentes vocablos para profundizar en su significado. Vamos a considerar los que se aplican a nosotros para obtener victorias espirituales.
1. “Recibir poder”. Es la manera de salir victoriosos cuando enfrentamos luchas espirituales. El Espíritu Santo nos capacita con poder para vencer en tiempos en que nos sentimos débiles.
2. “Ceñirse”. Echar mano de la armadura espiritual, empuñar la espada del Espíritu y levantar el escudo de la fe. Sin armas espirituales no hay victoria.
3. “Estar resuelto”. Incluso significa “ser obstinado, firme, insistente”. Debe haber determinación en nuestro espíritu. No huir, sino enfrentar las batallas, seguros de que somos más que vencedores a través de Cristo. “Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?” (Rom. 8:31).
4. “Arrebatar”. Hay muchas cosas que parecen estar en manos del diablo y debemos arrebatárselas. No permitas que Satanás te robe el gozo, la paz, incluso a tu familia. Pelea por lo que amas y revístete de poder en el Señor.
5. “Reforzar”. Quizás haya algunos aspectos de tu vida que han sido dañados por el pecado. Debes esforzarte para reparar lo dañado, restaurar lo que esté destruido, afirmar lo que está débil. Ponte manos a la obra y verás como Dios trabaja en tu restauración.
6. “Darse ánimo”. Un guerrero del Señor no se dice a sí mismo que no puede. Debes alentarte con las promesas de Dios. Cree a lo que Dios dice y anímate.
7. “Nunca verse vencido”. Aunque parezca que la batalla está perdida, nunca bajes los brazos. Aunque a veces puedan ser más los que están en tu contra, recuerda que con Dios somos más que vencedores. “En todas las cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó” (Rom. 8:37).